Me pregunto y me sigo interrogando –en
estos meses aparentemente convulsionados- sobre los diversos
significados de la educación como práctica pedagógica, como experiencia
en el aula y como manera de vivir y realizar un compromiso humanista con
los niños y los jóvenes.
Creo
que las crisis (esas tan temidas y peligrosas crisis) tienen esa
potencialidad virtuosa de poner al desnudo las fallas no resueltas, las
soluciones parche, las estructuras añejas y las tareas pendientes, para
que seamos capaces de cambiar y de incitar los cambios.
No
sé si será porque en lo vivido ya llevo como 10 crisis (económicas,
sociales, políticas, históricas…) en el cuerpo o por esa insoportable e
interminable curiosidad del intelectual y del sociólogo, pero me
fascinan las crisis: son momentos cruciales y extraordinarios, son
instantes únicos de condensación de muchos malestares, son inéditos
cruces de caminos donde convergen carencias, frustraciones y sobre todo,
de profundas aspiraciones olvidadas y contenidas, que entran a
desbordarse de su cauce “normal” y a subir a la superficie.
http://aulasvirtuales.files.wordpress.com/2011/09/educar-todo-el-ser-humano.pdf
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